NOVIEMBRE

Tengo que confesarlo: Noviembre es mi debilidad.

Fui al cine a ver esta película motivada por el buen sabor de boca que me había dejado El Bola, y los comentarios que había oído sobre la historia. No me defraudó, sino todo lo contrario, y creó que no sólo a mi, sino a todos los que estabamos en esa sala de cine, puesto que ha sido la única vez que al acabar una película nadie se movía de su butaca. Estábamos todos clavados, con una sensación extraña, tras haber visto esta peli. Nunca me había pasado, ni me ha vuelto a pasar.

El por qué, no lo sé explicar muy bien. No sé si porque me sentía identificada con esos jóvenes que querían cambiar el mundo, porque el final me parece muy injusto, o porque.

La historia que se cuenta no es una historia complicada, enrevesada, sino más todo lo contrario. Es una historia muy normal, muy sencilla. Quizá sea esto precisamente lo que le lleva a calar en el espectador.

Se trata de unos jovenes que persiguen unos sueños y aunque todo se ponga en su contra, ellos siguen persiguiendo esos sueños e intentando alcanzarlos, aunque no se den cuenta de que jamas podrán lograrlos, porque hay cosas que se nos escapan y que no podemos cambiarlas por mucho que queramos.

A este segundo largometraje de Achero Mañas creo que no se le ha dado la importancia que se merecía, tal vez porque la sombra de El Bola era demasiado alargada (no le quito méritos a El Bola, que me parece una gran película). Espero que su director se anime pronto con otra película.

Sobre Oscar Jaenada nada que decir, que está genial, y que ha demostrado, y lo seguirá haciendo, que es un gran actor. En general, todos los actores están muy bien, y lo demuestran actuando dentro de la propia película, ya que esas representaciones en la callle realmente se hicieron así, de manera espontánea, con las reacciones naturales de la gente, y eso tiene mucho mérito.

También resulta interesante la manera de contar la historia, como si de un documental se tratase. Me gustó mucho esto.

Por último, diré que me quedo con un mensaje final de la película, el cual creo que todos deberíamos aplicarnos: nos empeñamos en cambiar el mundo, cuando en realidad en lo que deberíamos empeñarnos es en cambiar nuestro pequeño mundo, lo que tenemos alrededor.

EL PENALTI MÁS LARGO DEL MUNDO

Nos encontramos ante una comedia a través de la cual no sólo vemos el lado divertido de la vida, sino también, debajo de esas risas, podemos ver el lado dramático, si hablamos en términos contrarios a la comedia.

En esta película nos encontramos con gente común, como nosotros y como la que nos rodea a diario, con problemas que están a la orden del día en cualquiera de nuestras vidas: soledad, indecisión, inmigración, desempleo, etc. A través del fútbol, como ocurre en la vida real, estas personas consiguen evadirse de sus problemas y cada vez que su equipo gana se sienten ellos también ganadores, porque dentro de una vida en la cual se consideran perdedores, cuando su equipo vence, ellos también vencen. De allí la importancia que le otorgan a la parada de ese penalti, ya que para ellos supone la diferencia entre ser unos perdedores o ser unos ganadores, aunque sea por un tiempo.

El penalti más largo del mundo está dentro de las comedias españolas de los últimos años, interpretadas y dirigidas por gente joven, que está comenzando a despuntar en el mundo cinematográfico y de la interpretación. Esta película se puede considerar como continuación de Días de fútbol o El otro lado de la cama.
Fernando Tejero está genial, como siempre, pero creo que se le deberían dar más oportunidades es personajes dramáticos y alejarlo un poco de la comedia, en la cual ya sabemos que se desenvuelve muy bien. Creo que en personajes dramáticos es un actor que nos puede sorprender mucho, siempre para bien, claro.

LOS DOS LADOS DE LA CAMA

Nos encontramos con una segunda parte de El otro lado de la cama, aunque no se titule El otro lado de la cama 2, y en este caso se cumple el tópico de segundas partes nunca fueron buenas.

Los dos lados de la cama resulta una comedia musical un tanto forzada, y no por el tema del musical, sino por el tema de la comedia. Reir lo que se dice reir, no te ries mucho viéndola, aunque hay que reconocerle que sí que te hace pasar un buen rato. Las escenas que pretenden ser cómicas, de risa, están demasiado forzadas, como metidas con calzador, resultando demasiado ridículas, poco naturales.

En cuanto al aspecto musical, me dio la sensación de que se le daba menos importancia que en El otro lado de la cama. Quizá no sea así, sino que simplemente no me sorprendió tanto como ésta, y por lo tanto las escenas musicales me pasaron más desapercibidas.

En cuanto a los actores poco hay que decir, ya que creo que están casi todos muy bien. Las dos protagonistas, Lucía Jiménez y Verónica Sánchez, son las que me parecen que están un poquitín sosas, pero bueno, tampoco en exceso. El resto como he dicho están muy bien, y es que representan a una generación de actores muy buenos, que ya lo han demostrado pero que estoy segura de que aún les queda mucho por mostrarnos y sorprendernos, siempre y cuando no se encasillen en papeles de este tipo.